sábado, 7 de mayo de 2016

VIDA, EXISTENCIA y SINCRONICIDAD



Una forma conceptual de establecer la vida y la existencia, es entender, que la VIDA es la organicidad del cuerpo humano, mientras la EXISTENCIA es la energía que lo circunda, que lo penetra y que lo conecta al TODO (universal).

La conexión –como hemos visto- es la CONCIENCIA en sus tres dimensiones: (i) la dimensión trascendente adscrita a la energía etérica (Alma)); (ii) la dimensión operativa adscrita a la Mente; y (iii) la sensorial adscrita al sistema celular y a través de este, a todos los órganos del  cuerpo físico.

Podemos entonces afirmar, que la EXISTENCIA es la ENERGÍA en todas sus formas y dimensiones; y la VIDA es la dimensión ORGÁNICA del CUERPO HUMANO o de todo elemento (ser) viviente vegetal o animal, que existe a través de la energía que lo anima.

Ahora, la VIDA HUMANA incluye por supuesto la MENTE y la Psique, que implica al subconsciente.

Se establece así la dinámica de la llamada SINCRONICIDAD (Carl Jung – Wolfgang Pauli)… de la Psique a los arquetipos del “pegamento del Universo” o “sopa cuántica”. Debemos sí establecer una aclaración conceptual importante: Jung y Pauli utilizan el término psique, implicando el concepto de espiritualidad, cuando en realidad es la interacción de la energía etérea (el alma), con la energía vital (el espíritu), a través de la conciencia a la mente y al inconsciente, haciéndolo consciente. Es así que se logra la comunicación integral desde el SER hasta la ENERGÍA UNIVERSAL y viceversa.

Una vez entendido el concepto, podemos recurrir a Huxley en el sentido que "el Alma es obligada por las leyes humanas a estar adscrita al cuerpo, con capacidad de elevarse e identificarse con el espíritu (o la energía vital) y a través de éste con el TODO..." alimentando los ARQUETIPOS que son el contenido del “pegamento del Universo” o “sopa cuántica” y que conforman la CONCIENCIA UNIVERSAL. Es así, que la SINCRONICIDAD como concebida por Jung y Pauli se hace posible, en la UNIDAD DEL TODO.

Sobre lo ARQUERIPOS:
Los arquetipos como los conocemos comúnmente, son producto de la evolución de la sociedad a través de los siglos, que incluye por cierto a las religiones que precisamente enmarcan a los feligreses, dentro de arquetipos que terminan siendo PARADIGMAS y que incluso pueden devenir en prácticas de sometimiento y fanatismos.

Dentro de la estructura social, estos paradigmas se cimientan en las personas, que terminan encasillando su forma de pensar y actuar, dentro de las organizaciones o instituciones en que se desenvuelven, desde la familia, la sociedad organizada o en su actividad productiva en el trabajo.

Arquetipos muy clásicos: “la división del trabajo” (roles dentro de las organizaciones), “el machismo”, los mismo dogmas de fe, entre otros.

Pero, más allá de los arquetipos sociales que la gente mentaliza como paradigmas y que podemos denominar ARQUETIPOS DE LA VIDA, están los ARQUETIPOS DE LA EXISTENCIA, que trascienden al ser humano y a la vida como la conocemos o percibimos; y que son los que han gobernado la SINCRONICIDAD CUÁNTICA desde el BIG BANG hasta nuestros días, permitiendo el desarrollo del universo material y energético; así como la evolución de la vida en todas sus formas.

Estos ARQUETIPOS DE LA EXISTENCIA UNIVERSAL, han venido retro-alimentándose y evolucionando a través de 13,800 millones de años de manera FRACTAL, estructurando el Cosmos tal cual es conocido hoy y del cual formamos parte y son parte de nuestra vida a partir de la integración de la energía que hace posible la vida.  


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