Sir Roger
Penrose (británico) y el Dr. Stuart Hameroff (americano), científicos de
renombre internacional, sostienen que pueden probar la existencia del alma.
Para ello, han desarrollado una teoría cuántica de la conciencia, que establece
que nuestras almas están contenidas dentro de estructuras llamadas
“microtúbulos” que viven dentro de nuestras células cerebrales. Indican que
nuestras experiencias de conciencia son resultado de los efectos de la gravedad
cuántica en los microtúbulos. En una experiencia cercana a la muerte, los
microtúbulos pierden su estado cuántico –sostienen- pero la información dentro
de ellos no se destruye; el alma no muere, sino que vuelve al Universo.
Por otro lado, Christof Koch del Instituto Allen para la Ciencia del Cerebro, busca avanzar en su comprensión de la conciencia. Koch y su equipo investigador, creen que el claustrum -velo neuronal que cubre como corona el cerebro pudiendo estar activo o apagado- está densamente conectado es el "asiento" de la conciencia en los cerebros. Koch desarrolló un método en el que sólo las neuronas del claustrum se activaban en presencia de una droga. Podría entonces estudiarlos bajo luz UV, lo que causó que las neuronas específicas emitan luz fluorescente (se observaba que bajo la luz, se detenía el acto consciente; y cuando se retiraba, retornaba la conciencia). Aunque la hipótesis de Koch sobre el claustrum necesitará mucha más investigación para ser probada, es una de las teorías más avanzadas que señalarían los supuestos orígenes biológicos de la conciencia.
Como Jamie Janover bien dice, el clautrum –con esas neuronas que cubren el cerebro- y que explicarían el “origen de la conciencia”-, son el RECEPTOR de la conciencia en el cerebro. Es decir, forman el hardware cerebral para que la CONCIENCIA se manifieste, interactúe con la MENTE y se exteriorice dando forma a pensamientos o reflexiones; pero no son la conciencia misma que se conecta con el exterior en dos funciones: ética (asociada al Alma) y operativa (asociada a la Mente); y hacia el interior con la misma función operativa y con la función sensorial, para supervisar la coherencia celular del sistema (la Salud del Cuerpo).
El mismo
comentario vale para la tesis de los “microtúbulos” de Penrose y Hameroff.
Ello nos lleva a afirmar que ni la Conciencia ni el Alma residen en el cerebro, pero que sin embargo la Conciencia en su capacidad operativa se exterioriza a través de la mente gracias a esos mecanismos neuronales.
Pero lo que sí puede residir en los microtúbulos del cerebro y/o en el “claustrum” , es el sub-consciente, que se va conformando por ocurrencias en la vida, de tres tipos: (i) por experiencias shock (positivas o negativas) en las que se graban detalles del escenario que no son notados en el preciso momento y que se manifiestan en tiempos posteriores como asociaciones neurológicas, sin explicación para la persona (ocurrencias que pueden darse incluso cuando feto en el vientre de la madre); (ii) por experiencias conscientes de importancia durante la vida, que quedan grabadas por siempre, aunque no las tengamos presente por mucho tiempo, hasta que vuelven a emerger como recuerdos; (iii) por sellos paradigmáticos propios del “sistema” en que se desenvuelva la vida y que asumimos como ciertos o correctos sin reflexión alguna, propiciando que actuemos de manera automática.
Todo ello sí reside en el cerebro, pero no la conciencia, que sin embargo puede actuar superponiéndose a la mente a la que maneja vía su función operativa, exteriorizándose a través.
Siendo que la conciencia es por esencia de su naturaleza el medio resonante con el exterior y hacia el interior del ser humano, las reverberancias trascendentes –asociadas al Alma- son de naturaleza (afinidad) vibracional. Es lo que algunos denominan la “memoria del alma”, que se manifiesta en casos (testimoniados y comprobados) de re-encarnación. Muchas veces personas viven pasajes de vida nuevos como ya vividos, el DEJA-VÚ; que se explican por las reverberancias asociadas al Alma en vidas anteriores.
Para entenderlo, debemos aceptar que la conciencia está presente conjuntamente con la infinidad de vibraciones (frecuencias) más allá del espacio-tiempo y de la 3-D universales y que, sin embargo, envuelve y atraviesa el Universo y todo lo contenido en el mismo; haciendo un símil, como está presente y funciona –experimentamos pero no vemos- el espectro electromagnético. Es así que por resonancia, también se manifiesta la “no localidad” y el “entrelazamiento”, por la naturaleza netamente cuántica de las energías de altísima vibración que –reiteramos- trascienden el Universo y por tanto, la luz y el electromagnetismo.
En suma, esas existencias de altísima vibración simplemente están en el AHORA, aquí y en todas partes, sin ocupar espacio alguno, ni embebidas en lo que (equivocadamente) llamamos tiempo. Ello nos lleva a entender la existencia en la multi-dimensionalidad energética, más allá de la mente a través de la conciencia, hacia el alma (energía etérica), al llamado espíritu (energía vital) y más profunda o trascendentemente, hacia los niveles de dimensiones emocionales y volitivas; hasta la energía pura (volitiva e inteligente), llamada ENERGÍA SUPREMA; todas integradas e inter-actuantes por la resonancia de la CONCIENCIA OMNIPRESENTE.
Para mayor explicación de esto último, recordemos el anterior despacho:
http://qhl-leanenergy.blogspot.pe/2018/04/la-conciencia-y-la-multidimensionalidad.html
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