jueves, 6 de agosto de 2015

COMO RECONOCEMOS NUESTRO ESTADO ENERGÉTICO – Parte 1

De una manera general a partir de la afirmación que “el cuerpo humano es un sistema celular y que en el núcleo de cada célula se encuentran los ADN y que estos contienen el plano característico (blueprint) del cuerpo al que pertenecen e identifican”; podemos afirmar que  precisamente es el sistema celular y específicamente los ADN, los elementos energéticos constitutivos básicos, que hacen del cuerpo humano una entidad energética.
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Las células son las poseedoras de la energía y las portadoras e intercambiadoras de información. Una sola célula del cuerpo humano, realiza aproximadamente seis trillones de operaciones por segundo; y debe saber simultáneamente, que están haciendo las otras células al mismo tiempo. Es decir, existe una correlación infinita entre las células del cuerpo y los diversos niveles en la intensidad de la energía y el consecuente intercambio de información entre las células, que hacen que el ser humano sienta de una manera u otra (amor, odio; dulzura, amargura; alegría, tristeza; atrevimiento, temor; dolor, alivio; etc. ...)
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Una célula está viva y saludable, cuando se encuentra en proceso de intercambio continuo, en perfecto estado de balance y equilibrio. Cada célula da y apoya a las otras; y a la vez es alimentada recibiendo de las otras. Cada célula está permanentemente en estado dinámico y mientras está viva, nunca cesa su proceso continuo de dar y recibir, con la máxima eficiencia. UN PROCESO ENERGETICO PERMANENTE.
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